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Lo orgánico, lo local y lo saludable

Realizando el servicio social en una granja agroecológica en Chiapas noté que la verdadera sustentabilidad reside en consumir aquello que se da naturalmente en la zona.

(C) Lisa Grabinsky

Cada vez la gente está más consciente del impacto que su alimentación puede tener sobre el medio ambiente. Además, por la obesidad y enfermedades relacionadas que aquejan a una gran parte de la población mundial, la gente desea saber de dónde vienen sus alimentos.

Es por eso que en años recientes ha habido un boom en el consumo de alimentos categorizados como “orgánicos”. Existe la creencia que el consumir este tipo de productos le brinda a uno más beneficios que las versiones convencionales.

Por otro lado, en pos de la sustentabilidad, otra iniciativa que ha surgido es la agroecología. Ésta consiste en el cultivo de alimentos propios de la región y la promoción de su consumo entre los habitantes.

La agroecología tiene una visión más espiritual. Considera que un producto es sano no sólo si es libre de toxinas y microorganismos, sino si fue producido en un entorno saludable. Por ende, promueve cultivar productos típicos de la región y temporada, y que exista variedad de éstos en un huerto.

Además, el consumir productos locales posee la ventaja de que los alimentos no necesitan viajar grandes distancias para llegar a los consumidores. Con ello, la contaminación que se produce con el transporte es realmente mínima.

Por otro lado, un alimento se considera como orgánico si para su producción se utiliza el mínimo de fertilizantes, insecticidas, hormonas, entre otros. El impacto negativo de un cultivo orgánico al ambiente es mínimo y se asegura que la comida sea segura para los consumidores respecto a microorganismos y toxinas.

La única desventaja es que los productos no suelen ser locales, por lo que se importan. El transportar este tipo de alimentos puede llegar a contaminar más que su cultivo.

“Se puede tener un monocultivo de 40 hectáreas de frutillas, al que se le aplican muchos productos comerciales (hormonas, sales minerales, promotores de floración, aminoácidos, extractos vegetales) y ese cultivo certifica como orgánico si está dentro de los límites de la normativa.”, escribe Miranda Stankevicius, autora en ECOPortal.net.

“La cuestión de los alimentos orgánicos sí ha sido fomentada por la SAGARPA (Secretaría de Agricultura). Sin embargo, cuando tú ves los estándares que se les piden para los agricultores de exportación, son los mismos y no se llaman orgánicos.” dijo la Mtra. Claudia Martínez Núñez, académica de la Universidad Iberoamericana. “En nuestro país, no todos los que se dicen orgánicos tienen un sello de certificación orgánica. Para garantizar que son orgánicos, en Estados Unidos ya hay certificaciones, pero si tú estás buscando la cuestión sustentable, de nada te sirve que sea orgánico si implicó el transporte, que es mucho más gasto de energía.”

Si se busca la parte de la sustentabilidad sin dejar de un lado la moda de lo orgánico, siempre puede uno tener su propio huerto urbano en la azotea o en el jardín. También se pueden adquirir alimentos típicos y frescos en los múltiples mercados que hay, principalmente los de agroproductores.

Finalmente, la elección de si se consumen alimentos locales o alimentos orgánicos depende enteramente en lo que uno busque como consumidor.

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